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martes, 30 de abril de 2024

Zarzuela. La verbena de la Paloma.

 

Sainete lírico en un acto y tres cuadros. Libro de Ricardo de la Vega. Música de Tomás Bretón. Estreno: 17 de febrero de 1894, en el Teatro Apolo, de Madrid. Acción en Madrid, 14 de agosto, víspera de la Virgen de la Paloma, finales del siglo XIX

Personajes e intérpretes principales del estreno.  Susana, modistilla y exnovia de Julián (Luisa Campos). Casta, hermana de Susana (Irene Alba). Señá Rita, esposa del Tabernero y protectora de Julián (Leocadia Alba). Tía Antonia, tía de Casta y de Susana (Pilar Vidal). Julián, cajista de imprenta y novio de Susana (Emilio Mesejo). Don Hilarión. viejo y pícaro boticario (Manolo Rodríguez). Don Sebastián, amigo de don Hilarión (Melchor Tamiro). La Cantaora (Ángela Llanos).  El Tabernero, marido de la Señá Rita (José Mesejo).

Números musicales originales. Preludio.  Cuadro I. Dúo de D. Hila­rión y D. Se­bas­tián ("El aceite de rici­no"). Dúo de Julián y Señá Rita  ("Unos ríen y otros llo­ran"). La parti­da de car­tas  ("¡Las cuaren­ta!"). Can­ción de Julián ("Tam­bién la gente del pue­blo"). Dúo de D. Hila­rión y D. Se­bastián (Cont.)  ("Hay bas­tan­tes entero­coli­tis").  La partida de car­tas (Co­nt.) ("Yo fallé con la sota"). Diálogo de los por­teros  ("El niño está dor­mido"). Segui­dillas ("Por ser la Virgen de la Palo­ma"). Coplas de don Hilarión ("Tiene razón don Sebas­tián"). Cuadro II.  Solea­res ("En Chicla­na me crié"). Noctur­no ("¡Bue­na está la políti­ca!"). Cuadro III. Concer­tante ("Oh, qué noche me espe­ra"). Mazur­ca ("¿O­yes? qué bonito es es­to"). Dúo de Señá Rita y Julián ("Ya estás frente a la ca­sa"). En­cuentro de Ju­lián y Susana ("Muy bien, muy bien")

Quinte­to ("Linda Susa­na"). Escena concer­tante ("Ya están aquí"). Dúo de Julián y Susa­na. Haba­nera concertante ("¿Dón­de vas con mantón de Ma­nila?"). Final de la disputa ("A ver, caballe­ros, modé­rense")

Argumento. Cuadro I. En animada tertulia, don Sebastián y don Hilarión comentan los últimos avances farmacéuticos, mientras Julián confiesa a la Señá Rita su rabia por los celos que le da Susana. La mujer le aconseja que olvide a esa “morena chulapa” y vaya a divertirse a la verbena. Una partida de cartas y la aparición de parejas que van a la verbena ambientan la escena, pero no impiden que se reavive el dolor de Julián, que sigue su confesión con el detalle más significativo: esta misma mañana ha visto cómo la joven que ama se paseaba en un coche de punto con otro hombre.

Cuadro II. Casta, Susana y la tía Antonia están en el “Café de Melilla” escuchando la melodía de una canción que excita a la tía Antonia arrancándole jaleos y olés. La escena se completa con el trío que forman dos guardias y un sereno que critican lo mal que va la política. Don Hilarión se las promete muy felices con la compañía femenina que le espera. Julián entra acompañado de la Seña Rita, que trata de convencerle de que es Susana quien debe decidir lo que más le conviene. El joven parece ceder, pero las risas de las muchachas encienden su maltrecho corazón y encarándose con Susana le recrimina su proceder. La respuesta indiferente de Susana colma la paciencia de Julián que arremete contra don Hilarión. Intervienen los presentes y los separan.

 Cuadro III. Estamos en la verbena de la Paloma. El baile está en su apogeo cuando llegan don Hilarión y las muchachas. La Señá Rita, preocupada, teme que Julián cometa un disparate. Inmediatamente se oye un altercado y aparece Julián, enzarzado con la tía Antonia. La escena es contemplada por los guardias y un inspector que, ante la insolencia de la tía Antonia, manda que la lleven a la prevención. Julián, en un arranque de hombría, se ofrece a ir a la cárcel en lugar de la vieja y Susana, conmovida, se presta a acompañarle. Este es el gesto de la reconciliación. Don Sebastián sale como fiador de Julián y el inspector, para no aguar la fiesta, cede, dejando que la verbena continúe. Se reanuda el baile y la calma renace entre los dos enamorados.

 Comentario. Subtitulada El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos, La verbena de la Paloma, debe su justa fama a una música bellísima, fresca, sincera y descriptiva que llevó el sainete al puesto más alto del teatro lírico español. En conjunto, la partitura es excelente, con una orquestación muy cuidada (circunstancia poco frecuente en el género chico) y con un tratamiento vocal destacado.

Dicen que, cuando el maestro Bretón se diría hacia el podio para iniciar el estreno, dijo: “Me parece que esta vez me he equivocado”, haciendo referencia a que él, reputado compositor de grandes óperas, quizá no había hecho una música adecuada para un sainete que se desarrolla entre gentes humildes y de extracción popular. Efectivamente, Bretón, se equivocó, pero no en el sentido que él imaginaba, sino por todo lo contrario. A medida que as intervenciones musicales se iban sucediendo, las peripecias de los personajes calaron en el público que aplaudió con muchas ganas.

Otro que se equivocó fue Barbieri. El gran restaurador de la zarzuela. Desde el lecho de muerte (fallecería sólo dos días después del estreno), preguntó por quién hacía la música del sainete, y cuando se le dijo que Tomás Bretón. Contestó, incrédulo: “Ése no tié ropa”.

La verbena tiene mucha música y toda ella de primer nivel, tanto en las voces solistas y secundarias, como en los coros, o en la orquestación. Pero, hay que reseñar también, la eficacia dramatúrgica del texto de Ricardo de la Vega: equilibrado, descriptivo (un verdadero retrato al minuto), con su carga de amor y celos bien desarrollada, con el retrato de sus personajes realizado con pocos trazos, pero certeros.

La función, prevista para una hora de duración, se alargó hasta bien entrada la noche. Nada de extraño tiene que "Amaniel", cronista de El Imparcial, terminara su comentario diciendo:  "Esta Verbena de la Paloma durará, pues, más que cualquiera de las del verano pasado, y eso que alguna de ellas duraba, según parecer de los doloridos vecinos, una eternidad."

 Resumen musical. El preludio, con referencias a los números más importantes de la obra, resulta un ejemplo del buen hacer de Bretón. En la primera escena se incluyen el célebre dúo de don Hilarión y don Sebastián (“El aceite de ricino”), el de Julián y la Señá Rita (“Unos ríen y otros lloran”), la canción de Julián (“También la gente del pueblo”) y las célebres seguidillas (“Por ser la Virgen de la Paloma”).

El segundo cuadro contiene dos momentos singulares: las soleares y el nocturno. En las primeras, destaca el acompañamiento del piano que tiene personalidad propia. El nocturno (el famosísimo diálogo en el que los guardias y el sereno “repasan” a la política), es verdadera música descriptiva.

Importante son también el concertante en el que don Hilarión se las promete felicísimas (“Oh, qué noche me espera”) y la mazurca instrumental sobre la que bailan las chulapas.

Por último, hay que reseñar el Dúo de la Señá Rita y Julián (“Ya estás frente a la casa”), el conocido quinteto (“Linda Susana”) y la celebérrima habanera en la que Julián y Susana se recriminan sus respectivas actitudes (“¿Dónde vas con mantón de Manila?”).

Adiós, Apolo.  La producción de La verbena de la Paloma, se verá precedida por el “prólogo cómico-lírico”, Adiós Apolo, escrito por Álvaro Tato e ilustrado con varios fragmentos zarzueleros, que busca ser un “homenaje a todo un género, una época, una profesión y un público”, mientras se celebra la última función de La verbena, y que se ambienta el 30 de junio de 1929, fecha real del cierre de Apolo, para convertirlo en sede de una entidad bancaria. Con este sainete busca su autor homenajear a los cantantes, actores y trabajadores que, en cada representación, ponen en el teatro la historia, triste o alegre, que es reflejo de la realidad cotidiana. 

 

LA VERBENA DE LA PALOMA

Nueva producción del Teatro de la Zarzuela

Texto introductorio de Álvaro Tato.

14 funciones (8 al 25 de mayo de 2024)

 

Equipo artístico:

Susana, modistilla y exnovia de Julián (Carmen Romeu).

Casta, hermana de Susana (Ana San Martín).

Señá Rita, esposa del Tabernero y protectora de Julián (Milagros Martín).

Tía Antonia, tía de Casta y de Susana (Gurutze Beitia).

Cantaora (Sara Salado),

Portera (Nuria Pérez).

Doña Severiana (Ana Goya).

Julián, cajista de imprenta y novio de Susana (Borja Quiza).

Don Hilarión. viejo y pícaro boticario (Antonio Comas).

Don Sebastián, amigo de don Hilarión (Gerardo López).

La Cantaora (Ángela Llanos).

El Tabernero, marido de la Señá Rita (Rafael Castejón).

Sereno (Mitxel Santamarina).

Portero (Alberto Frías)

Guardias (Adrián Quiñones y Ricardo Reguera

Inspector (José Luis Martínez).

Pianista (Ramón Grau).

 

Equipo técnico:

Dirección de escena y coreografía: Nuria Castejón.

Escenografía: Nicolás Boni.

Vestuario: Gabriela Salaverri.

Iluminación: Alberto Faura.

 

Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró).

Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Dirección musical: José Miguel Pérez Sierra.

 

Duración del espectáculo: 45 + 65 minutos.

Función del 24 de mayo: Grabada por Radio Clásica para su emisión.

 

Todas las funciones están dedicadas a la memoria de

Miguel Roa (1944-2016),

Director musical del Teatro entre 1983 y 2011.

 José Prieto Marugán.

jueves, 18 de abril de 2024

Música goyesca. Dos miradas.


Obras de Félix Máximo Lopez. Mercedes Zavala. José Melchor Gomís. Mariano Rodríguez de Ledesma. Fernando Buide y Santiago de Masarnau. Cuarteto Vocal Europa (Vanessa García, soprano; Marta Knörr, mezzosoprano; Diego Blázquez, tenor; José Antonio Carril, barítono). Aurelio Viribay, piano. Salón de Actos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 17 de abril de 2024.


Dentro de las actividades de la exposición “Goya. El despertar de la conciencia”, que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dedica al pintor de Fuendetodos, entre el 22 de marzo y el 23 de junio de 2024, hemos tenido ocasión de asistir al concierto reseñado que incluía cuatro obras de contemporáneos de Goya y el estreno absoluto de dos partituras firmadas por Mercedes Zavala y Fernando Buide.

Se abrió en recital con la magnífica y poderosa interpretación al piano, de las Variaciones del fandango español, del compositor Félix Máximo López (1742-1821), música vigorosa y vibrante de sabor inconfundiblemente hispano. De José Melchor Gomís se escucharon don canciones de influencia italiana tituladas La primavera y L’inverno, cantadas por el Cuarteto vocal, con afinación, empaste y gusto musical. El tenor Diego Blázquez, a solo, ofreció Seis canciones españolas, de Mariano Rodríguez de Ledesma, páginas sencillas bien interpretadas. Los Trois airs caractéristiques de danses nationales espagnoles, Op. 17, de Santiago de Masarnau, conjunto de tres canciones: Boleras, Tirana y Manchegas, fueron interpretado por el pianista de forma muy adecuada, destacando ritmos, dinámicas y colores.

Las dos obras estrenadas también estuvieron a cargo de Aurelio Viribay. Obras complejas, están inspiradas en sendos grabados goyescos. La de Mercedes Zavala, se apoya en Aun aprendo, y busca interpretar lo que le sugiere la obra goyesca. Fernando Buide titula su partitura Disparate alegre, que requiere un gran dominio del teclado, a base de juegos rítmicos.

El salón de actos del Bellas Artes se llenó completamente-El público mostró interés por el programa ofrecido y lo agradeció con aplausos más que corteses.

J.P.M.

 

miércoles, 10 de abril de 2024

Juan José. Un drama social.

 

Juan José. Drama lírico popular en tres actos. Texto y música de Pablo Sorozábal. Intérpretes: Carmen Solís (Rosa), Alba Chantar (Toñuela), Belem Rodríguez Mora (Isidra), Luis Cansino (Juan José), Francesco Pio Galasso (Paco), Simón Orfila (Andrés). Equipo artístico: Dirección de escena: José Carlos Plaza, Director de reposición: Jorge Torres, Escenografía e iluminación: Paco Leal, Vestuario: Pedro Moreno.  Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Miguel Ángel Gómez Martínez  Teatro de la Zarzuela, 7 de abril de 2024.

 

El Teatro de la Plazuela de Teresa Berganza ha repuesto la producción de Juan José de 2016. Debo confesar que la ópera de Sorozábal me ha interesado más que en aquella ocasión. Esto viene a corroborar mi idea de que hay obras cuya comprensión requiere más de una audición. En esta ocasión Juan José me ha parecido un trabajo de gran impacto teatral gracias, en buena parte a una interpretación de primer nivel, muy elaborada tanto en el aspecto teatral como en el musical.

Creo, además, como escribí hace siete años, que el espectáculo caló, porque, prácticamente, no hubo deserciones a destiempo y los asistentes mantuvieron el silencio y la compostura durante toda la función. Ma atrevo a decir que, en esta ocasión, ofrecer al drama sin interrupciones resultó una buena idea; quizá hubiera costado a los asistentes recuperar la intensidad de su atención tras cada descanso

Como dije en 216, sobre Juan José se ha escrito mucho y tampoco me parece ahora momento de volver sobre lo dicho por unos y otros, ni opinar sobre quién puede estar más acertado sobre el significado de la obra de Dicenta-Sorozábal. Juan José es un drama, una tragedia, sin más adjetivos; un suceso que puede ocurrir en nuestro tiempo en algunos lugares del planeta. Además, me parece todo un ejemplo de sociología teatral, en el que cada personaje tiene su propia historia, su propio drama, su propia responsabilidad en el planteamiento de su vida y e sus actos, aunque, como decía el filósofo no se puedan olvidar las circunstancias.

A pesar de su intensidad, el libro resulta algo irregular, pero presenta momentos de gran intensidad dramática, que han de ser resaltados por un elenco poderoso y expresivo. En el apartado instrumental, requiere una gran orquesta y presenta detalles que resaltan situaciones y momentos expresivos: riqueza tímbrica, colorido, energía … La línea de canto es explícita y clara, exige voces potentes, determinantes, que son tratadas lejos de los tradicionales modelos del bel canto. Cualquiera de los papeles es exigente y requiere medios más que suficientes. Me ha llamado la atención la referencia del compositor, pausada pero reconocible, a formas musicales conocidas, con un texto fuera del significado habitual que estas estructuras utilizan. Formas como el chotis, el tango, la habanera, el pasodoble …



Para poner en pie esta partitura se ha contado con el trabajo de dos equipos interpretativos  estupendos. El segundo, al que aquí nos referimos, estuvo protgagonizado por Carmen Solis, soprano pacense, que fue  una Rosa efectiva, convincente y dramática. Alba Chantar, soprano rondeña, fue Toñuela, la amiga de Rosa y Belem Rodríguez Mora, mezzosoprano mexicana, dio vida a la alcahueta Isidra. Ambas resolvieron su parte con intensidad y expresión notables. Las tres superaron las dificultades de sus respectivos roles que, en algunos momentos, resultan complicados en los extremos de sus respectivos registros.

Ellos fueron encabezados por Luis Cansino, un Juan José de voz poderosa y potente, capaz de llegar con claridad al último rincón del teatro. Su interpretación fue premiada con los mejores aplauso9s porque resultó muy convincente y efectiva. El tenor italiano Francesco Pio Galasso, hizo el Paco, el maestro de obras para el inicialmente trabaja Juan José, un personaje que requiere algunos agudos potentes, solventados con suficiencia. Simón Orfila, bajo menorquín, conocido en el Teatro de la Zarzuela, fue Andrés, amigo del protagonista y albañil como él. Como corresponde a su cuerda, resultó redondo y poderoso. La orquesta estuvo a las órdenes del granadino Miguel Ángel Gómez Martínez, siempre muy atento a todos los detalles, tanto del conjunto instrumental como de la escena. Gómez Martínez conoce la partitura hasta el mínimo detalle y fue capaz de sacar de los intérpretes pequeños detalles que dan expresividad a su trabajo. Hubo momentos en que el acompañamiento instrumental me pareció algo elevado, pero en general el planteamiento directoral resultó ejemplar

Muy interesante también el trabajo de la dirección de escena, inicialmente creada por Carlos Plaza y en esta ocasión puesta a punto por Jorge Torres, que figuraba en el programa como “director de reposición”. Buen movimiento de actores, estupenda exposición y caracterización (muy adecuado el vestuario). Estos trabajos contribuyeron al éxito de la función, muy aplaudida por el público que prácticamente llenaba el teatro y que, a buen seguro, salió de la sala con el corazón en un puño. 


 Juan José, es obra pesimista, y aunque ha tardado en llegar a la escena, merece la pena ser vista. 

J.P.M. (Fotos: Teatro de la Zarzuela).